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Recuperación económica: mitos y realidades en medio de la emergencia humanitaria.

Recuperación económica: mitos y realidades en medio de la emergencia humanitaria.

Recientemente algunos economistas, agentes diplomáticos y voceros políticos han comenzado a referirse a una recuperación económica en Venezuela, lo que parecería tener sentido si se observan algunos indicadores macro o se mantiene la mirada en las burbujas de opulencia del este de Caracas.

Tres de los indicadores usados para alegar la recuperación de la economía son la extracción petrolera, el crecimiento económico y la inflación.

El ministro de petróleo de Maduro vaticinó a mediados de 2021 que para fines de 2021, la extracción petrolera cuadruplicaría su mínimo histórico[1], lo cual supondría pasar de 360 mil barriles por día (septiembre 2020) a 1.440.000 en diciembre de 2021. Lo cierto es que para noviembre de 2021 la extracción se ubicó en 625.000 b/d, lo que escasamente es el doble del mínimo histórico y constituye tan solo el 18% de la producción petrolera que tenía el país el año antes de la llegada de Chávez al poder (3.167.000 b/d). Hay que considerar, además que entre 2011 y 2014, es decir, mucho antes de la imposición de sanciones a Venezuela, ya se habían perdido 655.000 b/d[2].

En lo que respecta al crecimiento económico, el optimismo se basa en las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, según las cuales Venezuela pasó de -10 en abril de 2021 a -5 en octubre, mientras que el crecimiento más bajo en la región después de Venezuela lo tuvo Ecuador (2.5 en abril y 2.8 en octubre). Cabe recordar que, aún bajo los efectos de la pandemia, algunas economías de la región crecieron en 11 puntos (Chile), 10 (Perú) y 7,6 (Colombia)[3].

Por último, se presenta como un logro el hecho de que la inflación en Venezuela fue de 6,8% mensual en octubre de 2021; es decir, Venezuela acumula en un mes, una inflación mayor a la anual de Colombia (5,26%), Perú (5,12% en 10 meses) o Chile (6,5%). La proyección de inflación en Venezuela para 2021 es de 2.700%, lo cual está todavía por encima del 121,74% de 2015, aunque ciertamente muy por debajo del desastroso 65.374% de 2018[4].

Lo que sí muestran estos indicadores y sus proyecciones para 2022 es un giro del régimen de Maduro, mucho más cercano a un modelo neoliberal que al socialismo que falsamente predicó el chavismo en los últimos 20 años. La consecuencia: la mayor brecha de inequidad en la historia de Venezuela.

Las perspectivas sociales, con base en datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) muestran un panorama en el cual estas proyecciones económicas favorables no se reflejan en el bienestar de la población.


[1] https://www.larepublica.co/globoeconomia/zar-de-petroleo-de-venezuela-dijo-que-produccion-aumentara-y-condenaran-sanciones-3188478

[2] https://datosmacro.expansion.com/energia-y-medio-ambiente/petroleo/produccion/venezuela

[3] https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2021/10/12/world-economic-outlook-october-2021

[4] https://es.statista.com/estadisticas/1190213/tasa-de-inflacion-venezuela/

Por una parte, la ENCOVI evidencia la inequidad con una pobreza que ya alcanza al 94,5% de la población y una pérdida de 4.4 millones de empleos, ubicando al 60% de la población en la economía informal[1].

El mapa de OCHA sobre necesidades humanitarias ubica a Venezuela en el undécimo lugar a nivel mundial para 2022, siendo el único país de la lista en enfrentar esta situación sin conflicto armado[2]. Además, el más reciente informe de la FAO indica que los países con la mayor prevalencia de subalimentación en la región entre 2018-2020 son Haití (46,8%) y Venezuela (27,4%)[3].

En consecuencia, es previsible que la movilidad humana venezolana ni se detenga ni se revierta. Por el contrario, la R4V acaba de proyectar que la población venezolana fuera del país superará los 8 millones para el cierre de 2022[4].

En este contexto, no es posible de hablar de recuperación económica, porque no se trata de una economía sana, ni en sus indicadores macro, ni en sus efectos en la población. Se trata de una economía que sigue enferma. Quizás está por salir de terapia intensiva, pero muy lejos de retomar una vida normal.


[1] https://assets.website-files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/6153ad6fb92e4428cada4fb7_Presentacion%20ENCOVI%202021%20V1.pdf

[2] https://gho.unocha.org/

[3] https://www.fao.org/documents/card/es/c/cb7497es

[4] https://www.r4v.info/es/node/88855

Comer de la basura sigue siendo una opción ante la crisis alimentaria para muchos venezolanos / Aunque no se trata de la apertura de la franquicia, el sello Starbucks en una tienda del este de Caracas causó revuelo este 18 de diciembre. – Eating from garbage is still an option given the food crisis for many Venezuelans / Although it is not about the opening of a franchise, the Starbucks seal in a store in eastern Caracas caused a stir this December 18.

Economic recovery: myths and realities amid the humanitarian emergency.

Recently some economists, diplomatic agents and political spokesmen have begun to refer to an economic recovery in Venezuela, which would seem to make sense if you look at some macro indicators or keep your eyes on the bubbles of opulence in eastern Caracas.

Three of the indicators used to claim the recovery of the economy are oil extraction, economic growth, and inflation.

Maduro’s oil minister predicted in mid-2021 that by the end of 2021, oil extraction would quadruple its historical minimum[1], which would mean going from 360 thousand barrels per day (September 2020) to 1,440,000 in December 2021. The truth is that by November 2021 the extraction was 625,000 b/d, which is barely double the historical minimum and constitutes only 18% of the oil production that the country had the year before Chávez came to power. (3,167,000 b/d). It must also be considered that between 2011 and 2014, that is, long before the imposition of sanctions on Venezuela, 655,000 b/d had already been lost[2].

Regarding economic growth, optimism is based on the International Monetary Fund projections, according to which Venezuela went from -10 in April 2021 to -5 in October, while Ecuador (the lowest growth in the region after Venezuela) was 2.5 in April and 2.8 in October. It should be remembered that, even under the effects of the pandemic, some economies in the region grew by 11 points (Chile), 10 (Peru) and 7.6 (Colombia) [3].

Finally, the fact that inflation in Venezuela was 6.8% per month in October 2021 is presented as an achievement; that is, Venezuela accumulates in one month, an inflation higher than the annual one of Colombia (5.26%), Peru (5.12% in 10 months) or Chile (6.5%). The inflation projection in Venezuela for 2021 is 2,700%, which is still above the 121.74% of 2015, although certainly well below the disastrous 65.374% of 2018[4].

What these indicators and their projections for 2022 do show is a shift by the Maduro regime, much closer to a neoliberal model than to the socialism that Chavismo falsely preached in the last 20 years. The consequence: the largest inequality gap in the history of Venezuela.

Social perspectives, based on data from the National Living Conditions Survey (ENCOVI), the UN Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), the Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO) and the Interagency Coordination Platform for Refugees and Migrants of Venezuela (R4V) show a panorama in which these favorable economic projections are not reflected in the well-being of the population.

On the one hand, the ENCOVI shows inequity with a poverty that already reaches 94.5% of the population and a loss of 4.4 million jobs, placing 60% of the population in the informal economy[5].

OCHA’s map on humanitarian needs puts Venezuela in position place worldwide by 2022, being the only country on the list to face this situation without armed conflict[6]. In addition, the most recent FAO report indicates that the countries with the highest prevalence of undernourishment in the region between 2018-2020 are Haiti (46.8%) and Venezuela (27.4%)[7].

Consequently, it is foreseeable that Venezuelan human mobility will neither stop nor reverse. On the contrary, the R4V has just projected that the Venezuelan population outside the country will exceed 8 million by the end of 2022[8].

In this context, it is not possible to speak of economic recovery, because it is not a healthy economy, neither in its macro indicators, nor in its effects on the population. This is an economy that is still sick. Perhaps it is about to get out of intensive care, but a long way from resuming a normal life.


[1] https://www.larepublica.co/globoeconomia/zar-de-petroleo-de-venezuela-dijo-que-produccion-aumentara-y-condenaran-sanciones-3188478

[2] https://datosmacro.expansion.com/energia-y-medio-ambiente/petroleo/produccion/venezuela

[3] https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2021/10/12/world-economic-outlook-october-2021

[4] https://es.statista.com/estadisticas/1190213/tasa-de-inflacion-venezuela/

[5] https://assets.website-files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/6153ad6fb92e4428cada4fb7_Presentacion%20ENCOVI%202021%20V1.pdf

[6] https://gho.unocha.org/

[7] https://www.fao.org/documents/card/es/c/cb7497es

[8] https://www.r4v.info/es/node/88855