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Acción de grupos armados en Venezuela es denunciada ante el Consejo de Derechos Humanos

Acción de grupos armados en Venezuela es denunciada ante el Consejo de Derechos Humanos

Desde 2005, la organización Fundaredes ha denunciado la actividad de grupos armados irregulares colombianos en Venezuela. En la actualidad, la presencia de estas organizaciones criminales se ha expandido por todo el territorio nacional. Esta presencia incluye a varios grupos guerrilleros colombianos, grupos paramilitares y bandas criminales de delincuencia organizada.

Con motivo del Examen Periódico Universal sobre Venezuela, que será llevado a cabo por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en enero de 2022, varias organizaciones de derechos humanos del país presentaron contribuciones en las que se evidencia la actuación de estos grupos y su impacto en los derechos humanos de la población. De la información recogida, se observa que estos grupos operan con la anuencia o en complicidad con autoridades venezolanas.

En lo que respecta a los grupos guerrilleros colombianos, Fundaredes destaca la existencia de 5 emisoras pertenecientes al Ejército de Liberación Nacional (ELN) con alcance en 36 municipios de Venezuela, así como el control de minas de oro y coltán por parte del ELN en los estados Bolívar y Amazonas, lo que se conoce como el Arco Minero del Orinoco (AMO), un espacio de 111.800 km2 que abarca parte de los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, donde se explotan minerales como oro, diamantes, bauxita, coltán, hierro y cobre.

La presencia de diversos grupos armados en el AMO también es registrada por otras organizaciones, que advierten sobre el sometimiento de la población, con resultado de secuestros, reclutamientos forzosos, desapariciones, torturas, asesinatos, trabajos forzados, desplazamientos de población y hallazgos de fosas comunes.

Así, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello destaca que “niños, niñas y adolescentes son utilizados para la mendicidad, empleados en trabajo de alto riesgo como la exploración y transporte de materiales y personas en minas subterráneas, prostitución o reclutamiento por actores armados irregulares”.

Este señalamiento coincide con lo afirmado por el Grupo de Trabajo sobre Esclavitud Moderna Venezolana (GTEMV), según el cual este tipo de actividad minera controlada por grupos armados lleva a las personas pertenecientes a pueblos indígenas a convertirse en víctimas de formas de esclavitud moderna y de trata de personas, especialmente en el caso de mujeres indígenas. Además, en el caso de los niños, niñas y adolescentes, el GTEMV señala que estos son sometidos a explotación laboral y sexual.

La presencia creciente de grupos armados en los territorios indígenas también ha conducido al desplazamiento y migración de indígenas, hacia países vecinos como Brasil, Colombia y Guyana, donde, según información aportada por la organización Kapé Kapé, “se enfrentan a numerosas dificultades antes de llegar a sus destinos. (…) Al viajar sin los documentos que son exigidos en los pasos fronterizos legales, las probabilidades de transitar vías terrestres o fluviales no regulares e inseguras aumentan, elevando del mismo modo el riesgo de ser víctimas de abusos, asaltos, violencia, explotación laboral, prostitución, entre otras. Dichos abusos provienen de grupos armados, sindicatos u otros grupos que frecuentemente controlan las zonas o rutas por donde transitan los migrantes indígenas”.

No solo la población indígena migrante es afectada por estos grupos. Recuerda Fundaredes que algunos migrantes, especialmente hombres jóvenes y adolescentes, son captados por grupos irregulares durante su tránsito por la frontera con Colombia, para incorporarlos en la industria del narcotráfico.

En las zonas mineras, la acción de los grupos armados también ha conducido a la degradación ambiental, como lo recoge la organización Clima 21, que asocia a estos grupos con el contrabando de mercurio, mineral usado en la minería del oro. Según Clima 21, las afectaciones al medio ambiente en la región amazónica venezolana se producen en zonas donde los grupos armados “imponen su dominio mediante el uso de las armas en connivencia con sectores militares corruptos que se enriquecen de las mismas. Ello ha producido un territorio donde el Estado venezolano ha dejado de actuar y por lo tanto las comunidades y personas allí presentes están totalmente desprotegidas y muy vulnerables”.

La denuncia de la presencia de grupos armados de diversa índole con control sobre población y territorio no ha estado exenta de consecuencias para las organizaciones de la sociedad civil venezolana. El 2 de julio de 2021, tras haber sido objeto de diversas amenazas, tres trabajadores de Fundaredes fueron detenidos y procesados judicialmente por un tribunal antiterrorismo, siendo imputados por los delitos de “instigación al odio”, “traición a la patria” y “terrorismo”. Fundaredes ha señalado que “durante este proceso, se les negó la asistencia legal consagrada dentro de las garantías del derecho a la defensa y voceros del Estado venezolano, a través de la TV pública han proferido mensajes de odio contra estos defensores de derechos humanos”.

Foto tomada de un video circulado por una banda criminal en el que amenazan a comerciantes del estado Lara – Photo taken from a video circulated by a criminal gang in which they threaten merchants in state of Lara

Action by armed groups in Venezuela is denounced before the Human Rights Council

Since 2005, the NGO Fundaredes has denounced the activity of Colombian irregular armed groups in Venezuela. At present, the presence of these criminal organizations has expanded throughout the national territory. This presence includes various Colombian guerrilla groups, paramilitary groups, and organized crime gangs.

On the occasion of the Universal Periodic Review of Venezuela, which will be carried out by the UN Human Rights Council in January 2022, several human rights organizations in the country presented contributions that evidence the actions of these groups and their impact in the human rights of the population. From the information collected, it is observed that these groups operate with the consent of or in complicity with Venezuelan authorities.

With regard to Colombian guerrilla groups, Fundaredes highlights the existence of 5 stations belonging to the Colombian National Liberation Army (ELN) with reach in 36 municipalities of Venezuela, as well as the control of gold and coltan mines by the ELN in the states of Bolívar and Amazonas, which is known as the Orinoco Mining Arc (OMA), an area of ​​111,800 sq km that encompasses part of the Bolívar, Amazonas and Delta Amacuro states, where minerals such as gold, diamonds, bauxite, coltan, iron and copper are exploited.

The presence of various armed groups in the OMA is also registered by other organizations, which warn about the subjugation of the population, resulting in kidnappings, forced recruitment, disappearances, torture, assassinations, forced labor, population displacements and findings of mass graves.

Thus, the Human Rights Center of the Andrés Bello Catholic University highlights that “boys, girls and adolescents are used for begging, employed in high-risk work such as exploration and transport of materials and people in underground mines, prostitution or recruitment by irregular armed actors”.

This statement coincides with what was affirmed by the Venezuelan Working Group on Modern Slavery (GTEMV), according to which this type of mining activity controlled by armed groups leads people belonging to indigenous peoples to become victims of forms of modern slavery and human trafficking, especially in the case of indigenous women. In addition, in the case of children and adolescents, the GTEMV indicates that they are subjected to labor and sexual exploitation.

The growing presence of armed groups in indigenous territories has also led to the displacement and migration of indigenous people to neighboring countries such as Brazil, Colombia and Guyana, where, according to information provided by the Kapé Kapé organization, “they face numerous difficulties before arriving to their destinations. (…) When traveling without the documents that are required at legal border crossings, the probabilities of traveling by irregular and unsafe land or river routes increase, in the same way increasing the risk of being victims of abuse, assault, violence, labor exploitation, prostitution, among others. Such abuses come from armed groups, [so-called] unions or other groups that frequently control the areas or routes through which indigenous migrants travel”.

Not only the indigenous peoples migrants are affected by these groups. Fundaredes recalls that some migrants, especially young men, and adolescents, are captured by irregular groups during their transit through the border with Colombia, to be incorporated into the drug trafficking industry.

In mining areas, the action of armed groups has also led to environmental degradation, as stated by the organization Clima 21, which associates these groups with the smuggling of mercury, a mineral used in gold mining. According to Clima 21, the effects on the environment in the Venezuelan Amazon region occur in areas where armed groups “impose their rule through the use of weapons in collusion with corrupt military sectors that enrich themselves from them. This has produced a territory where the Venezuelan State has stopped acting and therefore the communities and people present there are totally unprotected and very vulnerable”.

The denunciation of the presence of armed groups of various kinds with control over the population and territory has not been without consequences for Venezuelan civil society organizations. On July 2, 2021, after having been subjected to various threats, three Fundaredes workers were detained and prosecuted by an anti-terrorism court, being charged with the crimes of “incitement to hatred”, “treason against the fatherland” and “terrorism”. Fundaredes has indicated that «during this process, they were denied the legal assistance enshrined within the guarantees of the right to defense, and spokesmen for the Venezuelan State, through public TV, have issued hateful messages against these human rights defenders».