
A lo largo de su mandato desde septiembre de 2018, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) Michele Bachelet realizó once intervenciones sobre Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos, entre presentaciones de informes y actualizaciones orales.
AlertaVenezuela hizo una selección de temas en estas once intervenciones, sobre los cuales realizó un análisis de contenido encontrando lo siguiente.
Diálogo político. Es el tema más repetido, incluido en todas sus intervenciones. Llama la atención que no es un tema que Bachelet haya abordado mucho en otros países que cuentan con mecanismos internacionales de monitoreo en materia de derechos humanos, por lo que pareciera que asumió un papel de operadora política, como parte de una agenda acordada con el secretario general de la ONU, quien ha estado prácticamente ausente del tema para Venezuela.
Medidas coercitivas unilaterales. Es el segundo tema más referido, junto con espacio cívico, con 10 menciones. Sin duda, un guiño permanente al gobierno de Maduro, que nunca se ha dado por satisfecho, al punto que frente al reclamo del gobierno en su última intervención de junio de 2022 por lo que se consideró una referencia insuficiente al tema de las sanciones, Bachelet optó por complacer nuevamente al gobierno, haciendo una mención a la muerte de niños que tenían trasplantes pendientes, supuestamente como consecuencia de las medidas coercitivas unilaterales, citando cifras no sustentadas de una organización cuya parcialidad pro gobierno es ampliamente conocida y califica como una GONGO .
Espacio cívico. Incluye menciones a OSC, defensores de derechos humanos, periodistas y sindicalistas. Bachelet hizo referencia al tema en diez de sus once intervenciones. Sin duda, los enérgicos reclamos y exigencias de las OSC ante la ACNUDH por su derecho a existir tuvieron que ver con estas abundantes referencias. Sin embargo, en ocasiones el tono fue tímido pretendiendo justificar lo inaceptable, como la esperanza de que modificaciones cosméticas a normas que afectan el derecho a la libre asociación y a defender derechos, sin cuestionar la existencia misma de tales normas. Hubo expresiones de preocupación, seguidas por descripciones, sin rechazos a las prácticas ni llamados contundentes al cese de estas. El caso más desafortunado es el de la detención arbitraria de un defensor de derechos humanos, para el cual la Alta Comisionada pidió “el acceso urgente de abogados defensores de su elección”, sin cuestionar el hecho mismo de la persecución.
Procedimientos especiales. Solo en dos ocasiones Bachelet hizo mención del tema, concretamente en su primera y segunda aparición ante el Consejo de Derechos Humanos. En ambas oportunidades hizo entusiastas referencias a anuncios del gobierno sobre la futura invitación a procedimientos especiales. Sin embargo, en los dos años siguientes no hizo ningún recordatorio ni exigencia sobre esta promesa incumplida.
Misión Internacional Independiente de Establecimiento de Hechos (MII). Sin duda, esta es la omisión más vergonzosa del período de Bachelet en lo que respecta a Venezuela. Nunca hizo una sola mención a la MII, ni antes de su establecimiento para apoyar su creación, ni inmediatamente después para hacer notar el inicio de su mandato, ni a lo largo de los casi tres años de vida de este mecanismo especial para referirse a sus hallazgos y recomendaciones. El equipo de la OACNUDH en Venezuela ha intentado justificar esta férrea separación entre la Oficina y la MII con base en un enfoque extremo y artificial de lo que se debe entender como independencia. El argumento se cae por la vía de los hechos, cuando se observa que, en los casos de Nicaragua, Ucrania, Etiopía, Libia, Myanmar, Yemen, Burundi, Siria, Sudán del Sur y el Congo, la Alta Comisionada tuvo diversas interacciones con los mecanismos especiales creados para estos países. Interacciones que van desde impulsar o apoyar su creación, realizar directamente su nombramiento, dar entusiastas bienvenidas al inicio de sus actividades, condenar descalificaciones al mecanismo por parte del Estado concernido, citar sus informes y realizar diálogos interactivos conjuntos. El silencio de Bachelet sobre la MII fue un acto deliberado y políticamente calculado, inaceptable por parte de quien tiene el mandato del mundo para proteger los derechos humanos.
El cálculo político estuvo presente en toda la gestión de Bachelet, no solo con relación a Venezuela. El ejemplo más bochornoso fue el de su visita a China en junio de 2022, que provocó indignación y hasta solicitudes de renuncia por parte de las comunidades académica y de derechos humanos, así como de 47 países democráticos ante el Consejo de Derechos Humanos, por haber lavado la cara del régimen chino, haciendo suyo su lenguaje represivo y demorando sin justificación la publicación de un informe que apunta a la existencia de crímenes de lesa humanidad en Xinjiang.
Con recursos limitados, sin poder sancionatorio ni capacidad de coacción, el único patrimonio del ACNUDH es su auctoritas, es decir su poder moral, con base en su prestigio y reconocimiento. Bachelet puso en riesgo ese patrimonio de una manera que no lo había hecho ninguno de sus predecesores. Este debe ser un llamado de atención a los países al momento de elegir al próximo titular de la OACNUDH.