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Paris, Bogotá, Brasilia y Bruselas apuntan todos a México

Los presidentes de Colombia, Brasil, Francia y Argentina, así como el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, aprovecharon la cumbre UE-CELAC del 17 de julio en Bruselas para juntar a Delcy Rodríguez, vicepresidente de Venezuela, y Gerardo Blyde, jefe negociador de la oposición, en un nuevo intento de diálogo tras las interrupciones al proceso en México y el surgimiento de otras iniciativas distintas aunque con aspectos en común como el Foro de Paz de París en noviembre de 2022, la Cumbre en Bogotá de abril de 2023, y la Cumbre de Brasilia en mayo de 2023.

Las dos partes no se reunían formalmente desde el último encuentro en México en noviembre de 2022. Esa cita en México justamente se dio a pocos días de la reunión de París. Si bien la reunión actual podría dar cuenta de alguna necesidad de encuentro político entre las partes, lo que queda claro es que la comunidad internacional continúa prestando atención a la situación venezolana y lo hizo centrando la discusión en lo que en este momento constituyen los principales intereses de cada parte, a saber, las elecciones libres y las medidas coercitivas unilaterales. Al margen de los escasos resultados tangibles, los temas excluidos, la opacidad del proceso y otras críticas similares, es digno de celebrar que se haya retomado el contacto político. Más importante es que se haya emitido un comunicado conjunto con un tenor muy similar al de la cumbre de Bogotá y que viene a marcar lo que sería el orden de prioridades de los actores que apuestan por la resolución pronta y negociada del conflicto en Venezuela.

El comunicado invitó en primer lugar “a retomar el diálogo y la negociación en el marco del proceso de México para acordar, entre otros puntos de la agenda, las condiciones de las próximas elecciones”. Luego de hablar sobre elecciones, el texto adopta como siguiente punto que “este proceso debe ir acompañado del levantamiento de las sanciones de todo tipo, con miras a su levantamiento total”. El documento de la Cumbre en Bogotá adoptó un tono parecido enfocado en tres puntos, el primero de los cuales se refería a la “necesidad de establecer un cronograma electoral que permita elecciones libres, transparentes y con plenas garantías para todos los actores venezolanos”, tomando como referencia – a las que alude explícitamente – a las recomendaciones de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea de 2021.

El propio presidente de Brasil se sumó a ese orden de prioridades al señalar en rueda de prensa que “si están de acuerdo con las reglas y la fecha de las elecciones, creo que tenemos la autoridad moral para pedir el fin de las sanciones. Es eso”. Visto así, para la comunidad internacional deben darse condiciones de elecciones libres y sobre esa base fundamental trabajar el asunto de las sanciones. Lo segundo queda inevitablemente condicionado a lo primero. Ya no es sólo Europa, Estados Unidos y unos países de las Américas, son cada vez más países, incluyendo la izquierda democrática de la región, los que dibujan una hoja de ruta que empieza por garantías claras y suficientes para las elecciones y prosigue con las sanciones. Además, si la prioridad son las elecciones, eso debe ir conectado con otro tema de la agenda que es la liberación de los presos políticos.

Los acompañantes también saludaron el acuerdo social firmado por las partes el 26 de noviembre de 2022 y “llamaron a su efectiva implementación a la brevedad, en beneficio del pueblo venezolano”. De modo que este espacio debe servir a la vez para acelerar las gestiones que permitan el acceso inmediato del fondo social al país y eso puede y debe marchar en paralelo con las condiciones de unas elecciones libres.

AlertaVenezuela llama a la comunidad internacional a seguir promoviendo más encuentros entre las partes e iniciativas políticas conjuntas que los impulsen a reanudar a la brevedad el proceso de negociación de México con una hoja de ruta más clara. París, Bogotá, Brasilia y ahora Bruselas marchan hacia México. A un año o menos de las elecciones debe construirse una estrategia de incidencia que haga realidad la oportunidad de cambio que se abre luego de que las partes han retomado el diálogo.